En una noche bohemia, los invitados a la galería La Tarima, en el Centro Histórico de la ciudad de Querétaro, comimos, bebimos y disfrutamos de la mejor música barroca, clásica y romántica a dos cellos.
Su propietaria, Pamela Escamilla, apoyada por su equipo, estuvo al pendiente de cada detalle: la explicación del chef sobre la preparación y degustación de una fina pieza de jamón serrano, la selección de los vinos y los músicos que hicieron vibrar tanto la acústica del lugar, como las fibras sensibles de los invitados.