…Parece que no tiene tiempo para nada más que para sus hijos Manolo y María Inés, pero también se percibe que lo tiene suficiente para todo lo demás: para sus amistades, para sus propios retos como mujer, como hija, como hermana y como esposa… porque hace todo al mismo tiempo y sin equivocarse.
Es Paloma Fernández Posada, hoy Paloma Fernández de Pozo, nacida un 4 de noviembre.
Precisamente como su nombre y como el título de aquel poema de Rafael Alberti, Paloma camina detrás de sus pequeños hijos, de norte a sur, pero sin equivocarse; creyendo tal vez que el trigo es agua, que el mar es cielo, que la noche, mañana y las estrellas, rocío. Pero sin equivocarse. Porque así, con su clara mirada, sus compromisos íntimos y su lema de vida en que TODO ES POSIBLE, Paloma mueve sus ojos de oriente a poniente dejando guiñar algún delgado pliegue en la inquietud de su mirada que refleja lucha, paciencia, valentía y mucha felicidad.
Queretana por adopción desde los trece años e hija de los queretanos por nacimiento Paloma Posada y José Ignacio Fernández, esta joven abogada egresada de la UAQ nos cuenta brevemente su infancia feliz al lado de su hermana María José, con quien vendía chocolate en polvo y compraba productos Kitty; con quien paseaba en bicicleta y avalancha en la privada, donde también hacía la tarea que le encargaban sus maestras de La Asunción.
“Iba al Colegio Asunción en México y aquí llego a la Asunción también. Termino aquí en la Asunción, la prepa, y luego estudio derecho en la UAQ. Terminé ahí, trabajé desde antes de terminar la carrera. Nunca lo pensé, pero por una cosa u otra, trabajé siempre en Gobierno, trabajé muchos años en finanzas”.
“Era estudiosa, matada… nerd no era. Soy obsesiva, creo que mi mamá disfrutó cuando reprobé una materia una vez, y me dijo: ‘qué bueno, así pasa en la vida'”.
Y lo que ayuda a que todo sea posible, dice Paloma, es la fe, la perseverancia, la constancia, el ser positivo, el luchar por lo que se quiere: “Al final del día, está la familia siempre, independientemente de todo, pues aquí está la familia, que es paz y tranquilidad”.
“Somos una familia como cualquier otra: Manuel siempre se da el tiempo para mí y los niños; siempre está pendiente de nosotros y aunque su trabajo implica tiempo completo, no nos descuida. Y no es tan difícil que tenga un trabajo como el que tiene, porque me atiende a mí y a sus hijos al cien por ciento. Ahora que dicen que él puede ser el próximo Presidente Municipal, yo sé que además del compromiso que tiene con la sociedad, en el fondo estoy segura que lo hace por sus hijos, porque quiere que Querétaro sea mejor para heredarles esta tierra a ellos de la mejor forma. Yo lo apoyo y siempre le recuerdo eso que nos ha enseñado: que todo es posible con compromiso, fe, mucho trabajo y objetivos firmes. Siempre llega muerto de cansancio pero veo en sus ojos que se siente satisfecho de lo que hace y, como él dice: carga las pilas cuando llega a casa”.
“La paciencia y la comprensión es lo que cierra el círculo para que todo vaya bien”, agrega Paloma, nuevamente con esa expresión de que su tiempo no le alcanza para nada más que para sus hijos y su esposo Manuel, pero que, sin equivocarse, lo ocupa precisamente para seguir dándose el tiempo para todo, ese todo que es su familia y que, sin embargo, le permite espacios para beber un refresco light y disfrutar de una buena película de acción o de la lectura de una novela de misterio.
Alegre, responsable y comprometida, Paloma abre sus alas al vuelo con la fe de que el camino de Dios es perfecto, y de que así, todo es posible.