El trabajo de Meme es un puente que une la nostalgia con la fantasía y lo agridulce con el humor en un universo personal e íntimo.
Hace ya aproximadamente 20 años, un tapatío conocido por el seudónimo de Meme, tuvo la inquietud de realizar caricaturas para los periódicos y con ellos hacer un poco de crítica política.
Pero el gusto por la caricatura con tintes políticos le duró poco, pues después de haber sido publicado en Los hijos Putativos del Abulón, Meme decidió darle voz al universo interno que crecía y que demandaba su atención. Fue entonces que dejó de hacer caricaturas que dependieran de la vida política y continuó haciendo algo que aún le interesaba mucho: crear personajes. Así fue como dio un paso definitivo en la construcción de su carrera.
Meme reconoce que su obra se basa en la creación de personajes y de contextos que son de alguna manera autobiográficos, pues a través de los cuadros reconoce sus etapas y momentos.
Estos cuadros están impregnados de un humor muy característico, casi sarcásticos, de una alegría que se corona sobre la nostalgia tan presente en los trazos, colores y expresiones; “Una tragicomedia donde persiste la alegría, es un juego agridulce” reconoce el autor.
El proceso para la creación de sus obras tiene un ritmo semilento; pues como comenta el autor las ideas básicas generan bocetos gráficos o mentales y estos se contagian de diversos pensamientos y experiencias. Hasta que después el cuadro está bastante definido y llega la “hora de meterlo al horno”, que no es otra cosa sino enfrentarse con el lienzo en blanco, donde la idea principal negocia con la técnica.
Este es el momento donde entra en juego una característica primordial en obra de Meme; la intuición. Saber escuchar al lienzo en blanco y dar voz al meme espectador. En este momento el autor negocia con el corazón y la mente, y de esta forma se van resolviendo sus cuadros.
Es por esto que su obra esta sujeta de manera muy profunda hacia el tiempo, hacia sus experiencias personales, hacia lo que va escuchando y las pláticas que va teniendo con maestros de la pintura universal y obras de colegas. Pues permite que su andar en el mundo impregne su obra y se convierta en experiencia, se aleja del hecho inmediato con el propósito de aclararse y descubrirse.
Su más reciente serie, que es la más apegada al realismo, la está elaborando en colaboración con otros artistas gráficos con el propósito de dar reconocimiento a un arte que es, según el tapatío, una de las artes más castigadas; la poesía. Pues Federico de la Vega le ha invitado junto a otros pintores a elaborar ilustraciones o retratos que atrapen la curiosidad del espectador, para que al acercarse a indagar una pieza se active el mecanismo de la lectura gracias a un texto de algún poeta mexicano que esté adjunto a la pieza.